PRÓLOGO
Con este titulo ha escrito Juan Vicente Requejo, un pequeño y
sustancioso libro en el cual comprendía las actividades periodísticas en el
Departamento de Piura. No son muchos los trabajos realizados con respecto al
periodismo provinciano, sobre el cual tenía una fructuosa función coleccionista
el Ing. Carlos Moreyra y Paz Soldán. En realidad la prensa provinciana, con
excepción de Arequipa, Cuzo, Trujillo y Huancayo, ha sido poco profusa y menos
estudiada. Requejo hace una revelación con el presente estudio.
El nombre de Piura ha sido absorbido, en el campo espiritual por dos
nombres: el de Grau y el de Merino. Sin embargo, si escuchamos a Requejo y
completamos sus observaciones con algunas nuestras, resulta fácil demostrar que
el prestigio piurano en el campo intelectual se proyecta más allá de lo que
generalmente presume.
Una de las primeras manifestaciones periodísticas piuranas lleva la
firma de Manuel Ascencio Segura. El Moscón fue un periódico satírico, en que
resulta el ingenio del gran comediógrafo de Ña Catita, y seguramente de él
arranca esa epopeya tragi-cómica que Segura tituló La Peli-Muertada. Desde
luego no es la única muestra de la ironía norteña. Ella se evidencia a lo largo
de todo lo que va de entonces a hoy.
Si bien es cierto que Enrique López Albujar, aunque nacido en Chiclayo
pertenece a Piura y un poco también a Huánuco y a Tacna, no es el único nombre
literario notable de la patria de Grau.
El de Luis Carranza, fundador de EL Tiempo e hijo del co-director de El
Comercio de Lima, del mismo nombre, el del insigne folklorista y sociólogo
Hildrebrando Castro Pozo; el del gran crítico, ensayista y pintor Felipe Cossio
del Pomar, el del ameno novelista Francisco Vegas Seminario; el del poeta Luis
Carnero Checa y los nombres de los Feijoo, Checa Solari, Hilbeck, Helguero
Seminario y tantos más que no me atrevo a nombrar por no caer en falta
olvidando otros, significan un aporte cultural en el Periodismo y en las Letras
que conviene tener presente.
Las características del libro de Requejo es su sobriedad bibliográfica.
Pensamos que el hombre como él, catedrático universitario, editorialista
prestigioso, hombre de infatigable curiosidad periodística y señalada inquietud
política, nos debe mucho más de lo que ahora nos brinda: se lo reclamamos
fraternalmente para bien de la cultura nacional y de sus numerosos lectores que
esperan sus lecciones.
Luís Alberto
Sánchez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario